El edificio del pabellón de España utiliza recursos jerárquicos clásicos como son la escala, la axialidad del acceso, la organización alrededor de un centro o la opacidad que ejercen entre exterior e interior sus cerramientos.

Dentro del pabellón pesado se introduce otro, débil y ligero, que conecta con otras maneras de diseñar. Un vestido interior para el edificio de ladrillo que anula jerarquías y transforma el espacio en fluido y lo vuelve performativo. El sistema técnico blando se constituye como una tecnología inclusiva en el proceso de producción y en el de montaje.
La escala del espacio se vuelve intima, dando las condiciones para una experiencia mas emocional y subjetiva. La desidentificación de esta arquitectura propicia coaliciones con el visitante y con los contenidos.
El contenido expositivo se estructura como un rizoma de relatos que evitan la sucesión causal de los hechos para constituir un sistema de relaciones subjetivas que re-significan de forma imprevisible y establecen nuevas genealogías familiares.
La exposición se organiza en tres nubes conceptuales que eluden la clasificación produciendo entre ellas un colapso de experiencias.