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Infante, casa para Maria y David
Infante es la rehabilitación de una vivienda situada en un edificio de 1900 en el centro de Madrid, pero también es la casa para Maria y David. La vivienda en origen respondía a las características propias de la arquitectura decimonónica, según las cuales las áreas destinadas a lo social se sitúan en el extremo opuesto a las áreas destinadas al trabajo doméstico de manera que la arquitectura se organiza a través de un vector que las organiza como figuras antagónicas dentro del hogar. Es el propio vector el que gestiona la materialidad, de manera que las áreas sociales se resuelven con materiales representativos, en este caso algunos mármoles, maderas de pino melis y cornisas decoradas, mientras que en las zonas de trabajo aparecen materiales sencillos como baldosas hidráulicas o pinturas en esmalte que simplemente buscan resolver de manera pragmática la higiene.
Por otro lado, los nuevos propietarios, Maria y David, representan cierta manera de vivir en el siglo veintiuno y sus formas poco tenían que ver con la organización de la casa decimonónica. Por ello, el vector se disuelve para dar paso a otro tipo de estructura mas fluida y acorde con su modo de vida. La pareja trabaja en muchas ocasiones en casa, no tiene hijos, las amigas forman parte de la familia y en ocasiones en que aparecen de visita pernoctan en la vivienda, la cocina se comprende como el núcleo de la sociabilidad doméstica y se asume cierto grado de hedonismo asociado al cuerpo. Con esta forma de vida, la casa de principios del siglo veinte es reseteada sin que esto signifique una negación de su pasado, o tener que tirar o desperdiciar elementos presentes en la arquitectura. Se recolocan las estancias, también los materiales, que serán reaprovechados para asumir otros significados. Se asignan nuevas superficies a las funciones y se descubren viejos elementos que ejercen como anclaje con la historia pasada. Se incorporan ademas los obligados estándares de confort climático. Con todo, la arquitectura de esta vivienda atraviesa un siglo para transformase en el hogar de sus nuevos habitantes.
2019
Promueve: María Brancós. Arquitectura: Victoria Acebo y Ángel Alonso. Fotografias: David Jimenez








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